11/17/2008

Cabreo

Nunca hables mal delante de aquellas personas a las que no conoces. Y menos en Zamora.

Manuel trabaja los domingos en el kiosko que está a unas manzanas de mi casa. Hasta hoy nunca me había coincidido ir a verlo y eso que lleva todo el verano. Soy un desastre.
El establecimiento está bien y Manu se desenvuelve divinamente para que a la gente no le toque esperar, pero casi no tuvimos tiempo para estar un rato solos y poder hablar tranquilamente.
Después de un cuarto de hora allí apareció una familia: el padre, la madre y una niña pequeña.

El padre cogió El Mundo, la madre ojeaba revistas.

Sin embargo, la niña se quedó mirando hacia aquel cuento de la Bella y la Bestia que regalaban ese día con "La Opinión" y al rato le preguntó a su madre si podía comprarlo.
Manu y yo hablamos de lo que nos gustaba esa película de Disney y su madre finalmente accedió con bastante interés por aquel libro para su hija.
Cuando todos los productos que iban a comprar estaban encima del mostrador el padre, muy recto y serio durante su estancia en el kiosko, se acercó al libro que portaba la niña, miró el periódico con el que lo regalaban y, mientras Manu le cobraba, comentó:

- Joder, mira que gilipolleces tiene que regalar este periódico de mierda para que la gente lo compre.

Todas aquellas personas que me conocen saben que soy una persona pacífica, pero también tengo unos límites:

- Ya, ese periódico es una mierda para quien sabe lo justo sobre periódicos.

No hubo contestación, el hombre recogió el cambio y la familia salió del kiosko sin volver a pronunciar ni una palabra entre ellos.
No pretendo defender nada, sólo el derecho a la información. Sí, es un periódico local, pero en él trabajan cada día muchas personas y que, independientemente de que unas lo hagan mejor que otras todas tienen un objetivo común: que los clientes de kioskos se enteren de lo que ocurre en su ciudad.






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