10/07/2007

CODICIA

Cavando para montar un cerco que separara mi terreno de el de mis vecinos, encontré, enterrado en el jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro.
A mí no me interesó por la riqueza, sino por lo extraño del hallazgo.
Nunca he sido ambicioso, y no me importan demasiado los bienes materiales...
Después de desenterrar el cofre saqué las monedas y las lustré. ¡Estaban tan sucias y herrumbrosas las pobres!
Mientras las apilaba sobre mi mesa ordenadamente, las fui contando...
Contituían una verdadera fortuna.
Sólo por pasar el tiempo empecé a imaginarme la cantidad de cosas que se podían comprar con ellas...
Pensaba lo contento que se pondría un codicioso que topara con semejante tesoro.
Por suerte,
ese no era mi caso...

Hoy ha venido un señor a reclamar las monedas.
Era mi vecino.
Pretendía sostener, el muy miserable, que las monedas las habñia enterrado su abuelo y que, por lo tanto, le pertenecían.
Me fastidió tanto...
que lo maté.

Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado, porque si hay algo que a mí no me importa, son las cosas que se compran con dinero...
Pero eso sí, no soporto a las personas codiciosas.

CUenTOS para PEnsar.
Jorge Bucay.

2 comentarios:

Manuel Rodríguez Gago dijo...

por fin actualizas tu blogg!!!
cuanto tiempo verdad??

bonito cuento

un besO

Anónimo dijo...

Maja, es la primera vez que entro, y la primera cosa que leo me ha dejado un buen sabor de boca.

No sabía de esto... poco a poco lo iré leyendo.

;)

Andrés