1/05/2007

La noche de mi tierra

Llena de plata y de azabache en sus rincones, se queja de las pocas visitas que recibe cuando todos regresan a la ciudad. Ella es más bella cuando pocas luces la deslumbran.

Su canto puede escucharse en los campos recién labrados y, poco a poco, se va haciendo más fuerte a la vez que el sol desaparece por el llano horizonte y deja un rastro rojo que le sirve de alimento, maquillaje y abrigo si el día siguiente se presenta frío. El sonido llega a los oídos de sus paisanos que son quienes de verdad la conocen y disfrutan del concierto que representa junto con su amigo el viento, el cual, se acerca a tocar los árboles con sus largas manos para conseguir una melodía suave y única.

Sus ocho horas de vida las suele gastar jugando a evitar la luz de las pequeñas farolas de los pueblecitos cercanos y persiguiendo el agua que el pequeño riachuelo de la comarca arrastra en su cauce, sin embargo, también gasta bromas a los niños más pequeños cuando juegan por las calles y a los jóvenes cuando inventan historias de miedo para no poder dormir.

Llena de calma y guardando su apariencia, se peina sus negros cabellos llenos de luces doradas que brillan con todo su esplendor, se coloca prendedores de luna y horquillas de estrellas fugaces, y aleja a las pequeñas nubes de algodón que juegan con su pelo cada vez que se acaba de duchar.

El miedo de la noche es su soledad, teme que algún día pueda convertirse en una mujer invisible y desaparezca debido a los avances técnicos de los seres humanos con sus potentes edificios llenos de luces y con coches que alteran la paz al lado de los caminos y carreteras cercanos a su casa. Además, la pobre noche también llora cuando algún fiel amigo la abandona por culpa del miedo, del sueño o de las prisas.

Su cama es la pradera, la hierba fresca de los campos, y su almohada las montañas en las que pasea buscando búhos y tejones que adoran su compañía mientras todos duermen. Su mirada es intensa y sus ojos son tan oscuros que puedes notar cada uno de sus sentimientos sólo con permanecer en silencio frente a ella.

Esa es la noche de mi tierra...

2 comentarios:

Lauri dijo...

¡ua...! ¡¡Qué bonito, Lu!!

Anónimo dijo...

mmm me gustan las noxes de tu tierra... y mas cuando las compartes con alguien k te sabe guiar x ellas... como tu xejmplo (pongamos el caso) JEJEJE BSSS mui bonito







tq